Una ciudad tranquila y pacífica convertida en campo de batalla. Vehículos y comercios pasto de las llamas. Pérdidas millonarias en la organización de dos cumbres: la de los 8 países más poderosos del mundo y la del resto del coro hasta completar los 20. Es el único balance que se puede hacer.
Estados Unidos defendiendo las tesis económicas de un europeo (Keynes) y Europa defendiendo las de un norteamericano (Friedman). Se han encontrado para fotografiarse con un “estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo”.
Cada país hará lo que le dé la gana, que es la mejor situación para que los tiburones financieros sigan atacando país por país. Ni siquiera se ha alcanzado acuerdo unitario en poner una tasa bancaria para controlar los flujos de capitales y de operaciones financieras.
No hay duda, en una economía global quien pueda sacar cabeza será engullido por el resto de los que también se están ahogando.
Habrá que poner en duda que nuestros líderes a nivel mundial tengan la talla necesaria para resolver problemas.
Nada, a esperar.
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