Desde el pasado 26 de abril existe un programa de vigilancia policial y recolección sistemática de datos personales que afecta a cualquier ciudadano europeo sospechoso de ser “radical” o en proceso de “radicalización”, preferentemente serán sometidos a investigación los elementos de extrema izquierda o derecha, nacionalistas, religiosos o antiglobalización.
Los documentos 8570/10 y 7984/10 referentes a la “Radicalización en la UE” fueron aprobados ese mismo día por el Consejo de la Unión Europea reunido en Luxemburgo bajo la Presidencia Española, de turno este semestre. El programa estaba concebido inicialmente para prevenir el terrorismo en Europa con seguimiento especial a grupos terroristas islámicos. Sin embargo los términos genéricos (documento 7984/10) que dan cobertura a esta vigilancia policial coordinada, pueden extenderse a cualquier ciudadano o grupo que perteneciendo a organizaciones legales civiles, políticas o sindicales, pueda ser susceptible de una progresiva “radicalización” política o ideológica sin necesidad de que sea “violenta”. La propagación de mensajes no cómodos con los gobiernos de turno puede ser signo de “radicalización” que, como todo buen policía sabe, es suficiente un cambio de situación particular del sospechoso ( pérdida de una ayuda económica, imposición de una multa de tráfico o deterioro en las relaciones familiares o laborales) para que el proceso de radicalización pueda alcanzar niveles violentos.
La invitación a los gobiernos europeos para que vigilen de forma especial “ los mensajes de radicalización”, si son violentos o no, si hay variaciones en los sentimientos personales en relación hacia un grupo político o ideología comúnmente aceptados, o si se argumenta o se comenta sobre temas políticos, sobre todo en internet, vulnera la libertad de expresión de forma generalizada.
Lo peligroso de estos programas de vigilancia y coordinación policial a nivel europeo es la no concreción del grado de “violencia” de cualquier proceso radical, que bien puede venir por un enfado por una resolución administrativa o por una sucesión de frustraciones personales y sociales que conduzcan a la integración del sospechoso en una banda armada de delincuentes o un grupo terrorista. Se siguen las consignas “a la americana”, donde cualquier policía de barrio celoso de salvar a la humanidad de si misma, gracias a su catecismo normativo (resumen abreviado de código penal), puede intervenir ante cualquier sospechoso. Por deformación , todo aquel que no sea del gremio profesional es un potencial delincuente e incluso los propios compañeros.
Para que no haya ningún género de dudas en la propagación de mensajes, un servidor se considera “radical” desde que la compañía eléctrica le cambió las condiciones de servicio. El grado de “radicalización” es progresivo y extremo cada vez que sufre un incremento de tarifas en su factura, que es cuando sueña con ver las centrales de energía eléctrica saltar por los aires. Sin duda, señal inequívoca de estar adquiriendo la condición de terrorista o próximo a cometer un acto como tal.
Fuente original: statewatch. ONG que monitoriza el cumplimiento de los derechos civiles y libertades en Europa.
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