20 julio 2007

Nacionalismos disgregadores


La simplificación de los conceptos llevan al maniqueísmo e inevitablemente al enfrentamiento ideológico. La "progresía", como dice Carlos Carnicero, incluye entre sus aliados a los partidos nacionalistas que hicieron piña junto con la izquierda frente a la dictadura franquísta. La base del nacionalismo periférico en España es la disgregación del Estado según los nacionalistas centralistas y unitarios (el PP representa este nacionalismo) y según los propios nacionalistas periféricos su base es el autogobierno independiente de un estado que anula su personalidad y en el que no se encuentran cómodos porque se les recuerda constántemente que son "unitarios" por el derecho de conquista.En medio de estos nacionalismos encontramos a una izquierda cuya proyección histórica va encaminada a un mundo global y que es precisamente al que pertenecemos a estas alturas del siglo XXI.

Ese "conflicto español" lo llevamos arrastrando durante siglos y no precisamente desde los Reyes Católicos cuya "unidad de España" siempre fue nominalista e iba ligada a la Corona y al respeto de los fueros nacidos en la Edad Media. Felipe V rompió ese "statu quo" imponiendo la uniformidad y anulando la personalidad propia por derecho de conquista. Parte de los nacionalismos históricos actuales tienen su inicio en esa época. Posteriormente un rey nefasto como Fernando VII "clarificó" el enfrentamiento entre las dos españas: los movimientos liberales y progresistas que iban surgiendo tomaron partido por la visión "global" de España como centro capital Madrid. Lo anacrónico, lo medieval, la conservación de privilegios, los fueros, etc definieron a los carlistas como defensores de la periferia, como reacción a una disputa "familiar" de la realeza.

En este camino que va siempre unido por un monarca aglutinador de "La España Imperial" (las aduanas y administraciones propias seguían funcionando en la Península hasta las puertas mismas del siglo XX), cuya capital y centro de poder era el lugar de residencia del propio Rey (Madrid para lo que estamos hablando), el resto de los territorios , tanto los de ultramar como la periferia peninsular, eran tratados por igual por ese poder como "colonias" y éstas se sentían como tales. Por eso cuando el desastre de 1898, con la pérdida de los territorios que aún quedaban en manos de España (se supone que ya está claro ese concepto) tras la guerra hispano-norteamericana, las miradas de los "centralistas de Madird" se fijaron en que "los coloniales y ultramarinos" ya no podían venir de allende los mares sino de la "tienda" que rodeaba la capital. Precisamente en el PaisVasco y Cataluña, a los que nunca se les dejó participar hasta última hora de los "beneficios" americanos y asiáticos, despuntaba una industria moderna unida a su ya tradicional actividad comercial. La España golfa y hambrienta necesitaba tirar mano de una "ideología nacional" de nuevo cuño, que sustituyese al desaparecido "Imperio Español", para requisar "por derecho de conquista" los frutos de la España que trabajaba y miraba al futuro. A partir de ahí surge la resistencia y la "recuperación" de privilegios que el estado central les ha ido arañando desde principios del siglo pasado, no de forma nominalista sino real.

Llegados a este punto, los que en España han pasado hambre secular a través de toda su historia, fueron integrándose del campo y los arrabales de pueblos y ciudades a las florecientes industrias periféricas de finales del XIX y principios del siglo XX Crearon asociaciones de "ayuda mutua" para defender sus intereses o se integraron en los antiguos "gremios" artesanos y profesionales que veían cómo sus pequeños "privilegios" económicos iban mermando a medida que la Revolución Industrial entraba en nuestras tierras. A medida que su riqueza avanzaba tomaban partido por los pudientes del lugar por mimetismo o necesidad de diferenciación de "status". Viendo que "su unión les daba la fuerza", los menos favorecidos adoptaron las ideas anarquistas y socialistas que, como en otros países, los proletarios "sin patria" habían adoptado para defender el fruto de su trabajo y transformar la sociedad a nivel "global".

Por entonces los liberales de la visión "global" y que habían representado el progreso en España, ya estaban cambiando su amplitud por una más concreta visión "nacional y centralísta" del concepto de España, lo único que les quedaba de su concepción universal de la libertad pasó a ser la libertad de propiedad, que los acercó a los conservadores "ricos" de toda la vida. Estos nuevos "nacionalistas" necesitaban la homologación con los conservadores imperiales y los "nuevos ricos" venidos de ultramar por le pérdida de las posesiones territoriales. El clero que ejercía de columna vertebral de la tradición desde la Reconquista ( de ahí viene su carácter intransigente de monje-soldado) les dio las bendiciones a cambio de ocuparse de la educación de los hijos de los pudientes mientras controlaban a los de los insurgentes.. y el mantenimiento de sus gentes y propiedades a cargo del Estado. Esta Santa Alianza contaba con un Ejercito perdedor de guerras que necesitaba recuperar su autoestima con alguna pequeña colonia "africana" donde demostrar su valía. Los mandos eran segundones de familias acomodadas venidas a menos y la tropa los desgraciados que no podían pagar su "libranza", los pobres.

En la periferia la burguesía se sentía "expoliada" por el poder central de los "nacionalistas españoles" sin recibir compensación alguna. La ya clase trabajadora se sentía del alguna forma doblemente explotada, por los ricos de la periferia y por los de Madrid. Los avances culturales y científicos de la sociedad exigían un nivel de participación mayor en los destinos propios y colectivos que no podía ofrecer la Monarquía centralista . Aparcar los objetivos finales del proletariado y la necesidad de reformas urgentes ligaron definitivamente a los partidos de izquierda y a los progresistas de centro derecha de carácter nacional que veían posible una España "federal" junto a los nuevos nacionalistas periféricos. Surgió la II República de este pacto, que los ha mantenido unidos hasta la fecha por un solo concepto: "democracia participativa".

El pacto del nuevo "Estado de las Autonomías" surgido entre los sectores más progresistas de la España Nacional de Franco (incluidos en UCD) con los demócratas herederos de los valores de la II República (izquierdas y nacionalistas regionales) se ha venido manteniendo tácitamente mientras los nacionalistas periféricos han ido colaborando con la gestión de la empresa colectiva nacional que es España, dentro de un contexto "global" de Europa , al mismo tiempo que han ido arrancando competencias y parcelas de poder a la administración central. La izquierda (PSOE e IU) con la integración en su seno de los partidos nacionalistas de izquierdas surgidos en el franquismo, y multitud de sensibilidades integradas por su necesidad de participar en el poder para transformar la sociedad, se mueve en la actualidad entre dos aguas: la fidelidad a los que le acompañaron en su lucha por la democracia y la libertad y cuyo fin último es la "independencia", aunque se vea como una cosa lejana y sólo como declaración de principios, y los "nuevos amigos" de la derecha nacionalista española que comparten el poder a nivel central.

El cambio surge cuando la derecha democrática nacional se transforma por las circunstancias electorales en "derecha nacional" a secas y recupera el discurso "neoimperial" sobre la periferia, así como un discurso "neofranquista" que obliga a la izquierda en el poder a decidirse en exclusiva por unos u otros amigos. Resulta tan peligroso, no solo para la izquierda sino también para el conjunto de la sociedad española, el nuevo "nacionalismo español" excluyente de la derecha como la radicalización "independentista" de los llamados nacionalismos históricos de la periferia, que han provocado la "reacción" por demandas excesivas en ambos extremos del nacionalismo patrio, el de la casa grande y el de la casa chica.

La derecha que se declara sucesora de los liberales del siglo XIX en realidad ha tomado el camino de los Cerros de Ubeda: nacionalismo exarcerbado, centralista y excluyente. Arropado por un nacional-clericalismo obispal que obliga a recordar que su política es una "cruzada" contra los "rojos masones" que quieren destruir la unidad de España y la cristiandad. Evidentemente lo son los que no son como ellos, es decir, la periferia y todos los demás.

Los nacionalistas se debaten entre "seguir colaborando" con el estado opresor y centralista, porque les conviene seguir gestionando sus propias Comunidades Autónomas a base de arrancar competencias, o amenazar con "independencias" que saben que sólo es una forma de afirmar su propia personalidad diferenciada y que no tiene ningún futuro salvo el enfrentamiento. Y con ello puede truncarse el bien más preciado: la democracia. Que les permite, definitivamente, manifestar su presencia y actuar de forma autónoma.

Y los herederos intelectuales de los "lumpen" y perdedores de todos los siglos en España, la izquierda y en concreto el PSOE, se encuentran atrapados en unas luchas extrañas a la base social que representan. Su labor es integradora de ambos nacionalismos, por composición interna, por compartir filias y fobias, y porque el ejercicio del poder obliga a ello. Pero su vista no debe quedarse contaminada por visiones nacionales del tipo que sean, porque suelen ser enfrentadoras y xenófobas en origen, su visión de futuro debe estar enfocada al mundo "global" que nos toca vivir y donde se toman las decisiones que más afectan al ser humano como individuo y como colectivo. No obstante, la participación en el poder de los nacionalistas que se sienten "excluidos" templará con el tiempo sus ambiciones a más largo plazo. Esa participación democrática, en occidente, es la que ha acercado las posiciones de un capitalismo feróz y un socialismo radical a unas posiciones más centristas y de complementación que se descubren en el "estado de bienestar social" de cuño europeo.

3 comentarios:

bitdrain dijo...

Me encanta como te está quedando tu blog... en cuanto saque algo de tiempo me leo esta entrada y te comento... ando muy liado ;)

Anónimo dijo...

Para mí Piqué fue un gran Ministro y creo es un estupendo político. Coincido, en parte, con D. José Blanco.
Pero dice el portavoz del PSOE:
"No voy a santificar a un político como Piqué con el que discrepo políticamente en casi todo. El ya ex presidente del PP de Cataluña defiende una ideología conservadora y liberal con la que nunca podré sentirme identificado.
Sin embargo sí es justo decir, y lo he dicho durante los últimos años, que su discurso, su talante y su forma de hacer política distaban mucho de la radicalidad que destilaban los dirigentes nacionales de su partido."
Para D. José Blanco Piqué es "centrado", mientras que Acebes, Espe y otros se acercan más bien al extremismo de Le Pen.
Bueno, pues con Piqué el PP se hundió en Cataluña, mientras que Esperanza Aguirre arrasó en Madrid.
Ignoro si la dimisión de Piqué será buena o mala para el PP catalán.
Lo que sí pienso es que el PP debe ser un Partido "centrado", pero claro en sus planteamientos y, por tanto, debe mostrarse como PP en Cataluña, en Extremadura o en Canarias. Y quien le quiera votar que le vote, sabiendo lo que vota.
Yo, y supongo que muchos, al que no estoy dispuesto a votar es a un Partido que, como el PSOE, se une en un conciliábulo de seis Partidos incompatibles, sólo para impedir que gobierne el más votado, PP, como ha sucedido en Baleares.

Anónimo dijo...

Amigo Carolus:
Aprendo mucho con sus densos escritos, por eso me gustaría me explicase Vd. qué piensa de los motivos para que el PSOE no acepte un acuerdo con UPN, siendo así que, si no he entendido mal, el Partido más votado en Navarra ha ofrecido varias carteras al PSN para la gobernabilidad de esa Autonomía y evitar el bochorno y trastorno de nuevas elecciones.
Dice D. José Blanco:
"No veo al líder del PP, ni a su lugarteniente Acebes ni a la pretendiente al trono, Esperanza Aguirre, sumándose al proyecto político de un Sarkozy que tiene ministros de izquierda o de una Ángela Merkel que comparte el Gobierno con los socialdemócratas."
¿De quién es la culpa de que en Navarra no haya acuerdos como en Francia o alemania?