22 agosto 2008

BARAJAS

 
El accidente del vuelo JK5022 de Spanair con destino Las Palmas, el pasado miércoles en la T4 del aeropuerto de Barajas, nos ha dejado conmocionados. Lamentar la pérdida de 153 vidas humanas, que pueden ser más por el estado de gravedad de algunos de los 19 heridos supervivientes, que esperemos su pronta recuperación, es lo primero que se me ocurre.
Expresar además mis condolencias  a los familiares y amigos de la víctimas sería poco sin reconocer la abnegada labor de todas las personas que han participado  en el rescate y atención tras el accidente sufrido.
Sin duda los supervivientes y  los familiares de las víctimas van a tener que necesitar mucha ayuda durante mucho tiempo y lo que hoy es una explosión de solidaridad, motivado por el trágico acontecimiento, mañana deberá ser una atención contínua para mitigar los dramas familiares y personales que permanecerán como secuelas.
Debemos enfrentarnos a una investigación de lo ocurrido con calma y confiando en  la profesionalidad de los especialistas que la están llevando a cabo. Un trabajo largo e incómodo que puede durar años hasta sacar conclusiones definitivas. Debemos confiar además en la justicia que, a buen seguro, dará luz a la verdad y que ésta sirva para evitar accidentes como el ocurrido el miércoles en la T4.