15 junio 2010

SOCIALDEMOCRACIA NEOLIBERAL 1: REFORMA LABORAL

PRIMER OBJETIVO, QUEBRAR EL PODER SINDICAL

Que nadie se llame a engaño. Los sindicatos podrán asistir a su propio entierro y los trabajadores que vayan acostumbrándose a trabajar más por menos dinero y con menos derechos. Todos juntos celebraremos una sociedad más competitiva y menos protectora. Desde el 12 de mayo de 2.010 hemos descubierto que la crisis en la que nos metieron financieros y empresarios sin escrúpulos tenía solución y no es otra que seguir dejando hacer lo que mejor saben : robar con las bendiciones legales de los gobiernos.

Una de las primeras reglas de los monetaristas (neocons o neoliberales) es desarrollar grandes campañas de propaganda de sus ideas a través de los medios de comunicación, propios y ajenos, no importando el tiempo que se emplee en ello. Lo importante es ir minando la moral de los potenciales enemigos ideológicos y de la población en general hasta el hartazgo. El mensaje es que cualquier problema económico se debe a la rigidez del mercado, que no es suficientemente libre. El crecimiento del paro es su problema favorito. Y el objetivo es dejar dormido el espíritu crítico de tal forma que permita un posterior cambio radical de políticas económicas sin oposición alguna.

Otro paso muy importante, dentro de un conjunto de medidas que van desde la anulación de leyes protectoras de los trabajadores hasta la privatización de empresas públicas, sistemas de salud y de jubilaciones, es la neutralización de los sindicatos, quebrando todo su poder . Es lo que proponía uno de los principales ideólogos monetaristas que ilustraban a la Premier Margaret Thatcher en la Inglaterra de los ochenta: Friedich von Hayek.

En España los empresarios seguramente sabrían con antelación, gracias a sus contactos con el Partido Popular (muchos de los ex-dirigentes populares como Aznar, Rodrigo Rato, o el yernísimo Agag, están muy relacionados con los grupos de presión neoconservadores a nivel mundial), que desde los mercados financieros se iba a presionar a las principales economías europeas y que estas iban a adoptar ajustes económicos y recortes más acordes con sus pretensiones. Por eso boicotearon dos años de negociación con los sindicatos, centrando sus exigencias de reforma laboral en el abaratamiento del despido.

A nivel internacional, los tiburones financieros se encargarían de atacar las economías de algunos estados miembros de la Unión Europea ,especulando con su deuda pública, para calibrar las debilidades de cada Estado. Grecia fue su primer objetivo, seguido de una serie de “informes” manipulados por organismos como el Banco Mundial, la OCDE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) – principales valedores de las políticas monetaristas y neoliberales- y que apuntaban a países como Portugal y España.

El susto mayúsculo vino cuando la moneda europea, el euro, se puso en el punto de mira, lo que obligó a los principales países acreedores de préstamos,como Francia y Alemania, a imponer sus políticas neoliberales al resto de países de la Unión para salvar sus propias economías. El resultado ha sido la ola de recortes presupuestarios que afectan principalmente a las inversiones, los salarios y las ayudas sociales. Políticas practicadas con éxito en los ochenta y en la crisis asiática de los 90, que permiten a los mercados tranquilizarlos y seguir especulando al no serles fijados los límites, pero que gravan principalmente a las clases más desfavorecidas.

En esto estamos cuando el gobierno español fija las nuevas medidas económicas acordadas por la Unión Europea y anunciadas el 12 de Mayo. El anuncio de que el gobierno establecerá por decreto la reforma laboral si no hay acuerdo entre la CEOE y los sindicatos CCOO y UGT, impide de antemano el acuerdo cuando la empresarial CEOE sabe de que un “laudo” gubernamental siempre le será más favorable y tendrá la excusa, al rechazarlo por “insuficiente”, para justificar a posteriori los despidos masivos que tienen previstos por el abaratamiento.

Lógicamente las medidas “ahorrativas” gubernamentales incidirán en un menor consumo y con ello repercutirá en un menor crecimiento económico con más ajustes empresariales y más desempleo. Nuevas medidas neoliberales serán necesarias para atajar esta locura colectiva, azuzadas por los medios de comunicación, ya rendidos ante las bondades “necesarias” de los nuevos gurús económicos.

Los sindicatos, CCOO y UGT, seguirán siendo atacados como “responsables” de impedir la recuperación económica, al constatar la poca fuerza con que cuentan entre los trabajadores a tenor del fracaso de la pasada huelga de funcionarios del día 9 de de Junio. Las posibilidades de éxito para la huelga general que se anuncia para el mes de septiembre están en cuestión. Tanto si tiene éxito como si no, el asunto será olvidado y su poder sindical quedará muy mermado. Dependerá de los sucesivos ensayos sectoriales que se realicen previamente a la anunciada huelga general y, sobre todo, de su coordinación con el resto de los sindicatos nivel europeo.

Es el primer paso al asalto al Estado de Bienestar, la ofensiva neocón se está realizando a todos los niveles imposibilitando cualquier ensayo keinessiano ( inversión y ayudas públicas para suplir la iniciativa privada temporalmente), a base de ataques a las economías estatales, manipulaciones informativas en los medios de comunicación y desprestigio de todas las medidas proteccionistas que los Estados apliquen.

Prestigios economistas nacionales afines a esta “nueva” ideología ya invaden las tertulias televisivas y radiofónicas preparando a la población. El ex-presidente Felipe González participa también, en parte, de esta ideología calificada como pragmática y necesaria. Junto al ex-presidente González ya se moviliza la "vieja guardia", sobre todo los ex ministros de economía socialistas, para apoyar el nuevo rumbo económico del gobierno de Zapatero. Aunque las intenciones distan mucho de las propugnadas por los neoliberales aludidos, el peligro estriba en no tener recursos suficientes y propios para parar la vorágine de acontecimientos "neo" que se han puesto en marcha.

Los objetivos a conseguir, en materia laboral y sindical, por los "neocóns" son los siguientes:

  • Los contratos de los fijos (dos tercios, según los nuevos gurús neoliberales) deben equipararse a la baja a los de los temporales, con un mínimo de indemnización ( 8, 12 o 14 días a lo sumo) para los despidos y con cargo a fondos públicos o fondos mixtos.

  • La presentación por parte de las empresas de un informe que justifique disminución de ventas, por ejemplo, sería suficiente para proceder a despidos objetivos.

  • Los salarios irían en función de la productividad que exigiese la empresa, a partir de un salario mínimo. Ello fomentaría la competición entre trabajadores y , por lo tanto, la competitividad entre empresas.

  • Los subsidios de desempleo, lo que se cobra del paro, deberían ser recortados y disminuido el tiempo máximo de percepción. De esta manera se fomentaría la búsqueda inmediata de empleo por parte del propio trabajador desempleado.

  • Las oficinas de paro públicas (INEM o de comunidades) deberían desaparecer porque no cumplen su cometido. En su lugar las oficinas privadas de colocación, con el correspondiente pago de servicios prestados, sería lo más idóneo.

  • La negociación colectiva se basaría en el convenio de empresa, pudiendo engancharse a un convenio superior. Al contrario que en la actualidad donde se permite el “descuelgue” si no le interesa a empresa y trabajador.

  • Los cursos de formación profesional que realizan sindicatos y empresariales deberían suprimirse, porque no sirven ni crean empleo, solo producen gastos al erario público.

  • En un siguiente paso tanto los seguros de desempleo, como los sanitarios y de jubilación, pasarían a ser controlados por entidades privadas en base a las cuotas directas de cada futuro perceptor.


  • Estos objetivos no son nuevos, pero junto con otros que afectan al conjunto de los  sectores económicos y también culturales, que pretenden la intervención mínima del Estado, la carrera hacia  estos postulados ultraneoliberales solo puede llevar al desastre.

    Es una carrera al sprint motivada por presiones  de última hora y las urgencias marcadas a conciencia por unos mercados nada ajenos a esta ideología depredadora. Se pretende un “estado se shock” general en el que nadie quedará ajeno y  que favorecerá los intereses de las corporaciones privadas desplazando la toma de decisiones hacia los grupos financieros internacionales. El juego democrático de los ciudadanos y de los Estados, estén separados o unidos como en la Unión Europea, quedará para siempre a merced del oportuno pelotazo financiero de unos personajes anónimos, pero con mucho poder.

    La sociedad de bienestar, tal como la conocemos hoy, estará herida de muerte si seguimos por ese camino.

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