Durante los últimos cuatro años nuestro país ha conocido unos índices de crecimiento y de bienestar que nos igualaba a los principales países de nuestro entorno (Alemania, Francia, Inglaterra e Italia) por primera vez en toda la historia.
España había basado su economía principalmente en la construcción, sin embargo era una situación que no tardaría en entrar en crisis porque había un exceso de viviendas y a unos precios exageradamente elevados para el bolsillo de los compradores. Se requería potenciar otros sectores económicos basados en las nuevas tecnologías, al mismo tiempo que se protegiese a las capas más desfavorecidas de la población.
Mientras tanto, en los Estados Unidos se estaban concediendo prestamos hipotecarios a personas que no ofrecían garantías suficientes de pago. Ante la falta de cobro, los bancos americanos recurrieron a la financiación internacional ofreciendo intereses atractivos para los especuladores. En agosto del 2.007 la falta de liquidez y no poder recuperar las inversiones, realizadas también por los bancos europeos y españoles que especulaban con nuestros ahorros al acudir a financiar las hipotecas norteamericanas, motivó que estos pusiesen su punto de mira, y también nuestro dinero, en el petróleo y en nuevas energías como el biodiesel ( los alimentos básicos destinados al consumo humano pasaban a ser consumidos por vehículos en sustitución de la gasolina).
Todo ello y la fuerte demanda energética de países de economía emergente ha ocasionado un alza desmesurada en los precios del petróleo y de los alimentos que arrastra a todos los países del mundo, entre ellos Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y también España. Es la situación en la que nos encontramos ahora.
España no tiene recursos energéticos propios como el petróleo y depende de él para mover sus vehículos y su economía. El encarecimiento del precio se traslada al transporte y con ello a los productos que consumimos diariamente. Si a ello unimos la falta de préstamos y el encarecimiento de los intereses que ofrecen los bancos a los empresarios, y también a los compradores de viviendas, debido sobre todo al precedente de lo ocurrido con las hipotecas “basura” americanas, vemos que los precios suben (inflación) y que no hay dinero suficiente para comprar (tipos de interés altos). Con ello la actividad de las empresas se paraliza, muchas de ellas cierran y el paro crece.
Ante esta situación el gobierno español ha optado por acudir en ayuda de los empresarios facilitando el crédito oficial (ICO) y dando ayudas a compradores para dar salida a la compra-venta o alquiler de viviendas en el caso concreto de la construcción. Se incrementan las inversiones en infraestructuras (carreteras, AVE, puertos, aeropuertos, etc.), se crean puestos de trabajo a través de la Ley de Dependencia y el apoyo a sectores económicos que utilizan nuevas tecnologías (nos hace menos dependientes del exterior) y se disminuye la presión fiscal a las familias (devolución 400 euros a los que ya lo han pagado, eliminación de impuestos como el del patrimonio (herencias inclusive), ayudas por nacimiento de 2.500 euros, etc. Se propicia el acuerdo para el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios entre empresarios y trabajadores y se protege a la población más desfavorecida como parados, pensionistas y jubilados (el próximo incremento del 6 % para pensiones va en ese sentido).
La alternativa es bajar los impuestos a los que más tienen (para que cojan confianza e inviertan), reducir el gasto social que va destinado a los que menos tienen (porque no lo necesitan) y congelar los salarios de trabajadores y funcionarios, que es lo que ofrece el Partido Popular. En los países aludidos de nuestro entorno, que padecen la crisis igual o peor que nosotros y con gobiernos próximos al PP, aún no se han tomado medidas de relevancia y ya se quiere tomar acuerdos en común porque las decisiones económicas, antes correspondientes a los gobiernos como España o Francia, se toman en Europa. La buena noticia es que el precio del petróleo ya está bajando y , si no hay nuevos conflictos en países productores como Irán o Venezuela, los precios del resto de los productos también irán bajando y las economías de los países, entre ellos España, se recuperarán progresivamente.
España había basado su economía principalmente en la construcción, sin embargo era una situación que no tardaría en entrar en crisis porque había un exceso de viviendas y a unos precios exageradamente elevados para el bolsillo de los compradores. Se requería potenciar otros sectores económicos basados en las nuevas tecnologías, al mismo tiempo que se protegiese a las capas más desfavorecidas de la población.
Mientras tanto, en los Estados Unidos se estaban concediendo prestamos hipotecarios a personas que no ofrecían garantías suficientes de pago. Ante la falta de cobro, los bancos americanos recurrieron a la financiación internacional ofreciendo intereses atractivos para los especuladores. En agosto del 2.007 la falta de liquidez y no poder recuperar las inversiones, realizadas también por los bancos europeos y españoles que especulaban con nuestros ahorros al acudir a financiar las hipotecas norteamericanas, motivó que estos pusiesen su punto de mira, y también nuestro dinero, en el petróleo y en nuevas energías como el biodiesel ( los alimentos básicos destinados al consumo humano pasaban a ser consumidos por vehículos en sustitución de la gasolina).
Todo ello y la fuerte demanda energética de países de economía emergente ha ocasionado un alza desmesurada en los precios del petróleo y de los alimentos que arrastra a todos los países del mundo, entre ellos Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y también España. Es la situación en la que nos encontramos ahora.
España no tiene recursos energéticos propios como el petróleo y depende de él para mover sus vehículos y su economía. El encarecimiento del precio se traslada al transporte y con ello a los productos que consumimos diariamente. Si a ello unimos la falta de préstamos y el encarecimiento de los intereses que ofrecen los bancos a los empresarios, y también a los compradores de viviendas, debido sobre todo al precedente de lo ocurrido con las hipotecas “basura” americanas, vemos que los precios suben (inflación) y que no hay dinero suficiente para comprar (tipos de interés altos). Con ello la actividad de las empresas se paraliza, muchas de ellas cierran y el paro crece.
Ante esta situación el gobierno español ha optado por acudir en ayuda de los empresarios facilitando el crédito oficial (ICO) y dando ayudas a compradores para dar salida a la compra-venta o alquiler de viviendas en el caso concreto de la construcción. Se incrementan las inversiones en infraestructuras (carreteras, AVE, puertos, aeropuertos, etc.), se crean puestos de trabajo a través de la Ley de Dependencia y el apoyo a sectores económicos que utilizan nuevas tecnologías (nos hace menos dependientes del exterior) y se disminuye la presión fiscal a las familias (devolución 400 euros a los que ya lo han pagado, eliminación de impuestos como el del patrimonio (herencias inclusive), ayudas por nacimiento de 2.500 euros, etc. Se propicia el acuerdo para el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios entre empresarios y trabajadores y se protege a la población más desfavorecida como parados, pensionistas y jubilados (el próximo incremento del 6 % para pensiones va en ese sentido).
La alternativa es bajar los impuestos a los que más tienen (para que cojan confianza e inviertan), reducir el gasto social que va destinado a los que menos tienen (porque no lo necesitan) y congelar los salarios de trabajadores y funcionarios, que es lo que ofrece el Partido Popular. En los países aludidos de nuestro entorno, que padecen la crisis igual o peor que nosotros y con gobiernos próximos al PP, aún no se han tomado medidas de relevancia y ya se quiere tomar acuerdos en común porque las decisiones económicas, antes correspondientes a los gobiernos como España o Francia, se toman en Europa. La buena noticia es que el precio del petróleo ya está bajando y , si no hay nuevos conflictos en países productores como Irán o Venezuela, los precios del resto de los productos también irán bajando y las economías de los países, entre ellos España, se recuperarán progresivamente.
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