05 diciembre 2008

CRISTOFOBIA

Si alguien ha hecho más por el anticlericalismo en España, que no anticatolicismo, no ha sido ningún Lerroux. Han sido las lenguas llenas de odio viperino de los Rouco Varela, Cañizares o García Gascó, sin olvidar a los incendiarios portavoces del "guerracivilismo" que se cobijan en la COPE. Estos cardenales que se visten de cuervos y se dilatan como cobras cada vez que escuchan su propia emisora se han distanciado tanto de Cristo, el de los cristianos, que no lo reconocerían si bajase de los cielos. Como fariseos que ejercen no dudarían en apedrear y crucificar de nuevo al Jesús de Nazareth que predicaba el amor y ofrecía la otra mejilla.

Tan miserables y enfermizos parecen, que ya avisan de que "pueden empezar a arder iglesias", según la revista del arzobispado de Madrid Alfa y Omega, supuestamente por los rojos que tanto odian sin motivo alguno y que además les untan la barriga a costa de todos los contribuyentes, sean musulmanes o ateos. No me extrañaría nada que aprovechando que cada vez acuden menos fieles a las iglesias (patrimonio de todos los españoles, azules y rojos, que las han construido y conservado con su sudor y con su sangre), aprovechen para ellos mismos prenderles fuego y hacerse los mártires. A ver si los canonizan en vida parece ser su deseo, lo más espantoso que se pueda querer.

Uno de los pecados es la retirada de un crucifico en un colegio por decisión judicial y a petición de unos padres de alumnos. Nadie duda que en un aula donde se dé religión la presencia del crucifijo es apropiada, como también la media luna y la estrella de David. Lo que no puede ser es atentar descaradamente contra las creencias de otras confesiones. El Estado es laico y todas las confesiones religiosas merecen el mismo respeto. A la Iglesia Católica en virtud de un Concordato entre los estados de España y del Vaticano, y también por tradición mayoritariamente católica, ya se le subvenciona con el 0,7 % de los fieles que así lo desean en la Declaración de la Renta. 5.000 millones de euros anuales, aparte obras municipales y donaciones directas al cepillo de cada parroquia no lo tienen ni los musulmanes ni los judíos, mucho menos los agnósticos y los ateos.

Claman contra el matrimonio homosexual y los homosexuales. Creo que con razón, me explico: En el primer caso se cae en una trampa saducea para dar de comer a los abogados expertos en separaciones y no es bueno para la propia Iglesia que de casar pasen a casarse.Y en el segundo caso desaparecerían definitivamente los armarios roperos de las sacristías, con peligro de tener que ordenar sacerdotisas cuyo sexo maternal sienten horriblemente obsceno. Si no fuesen tan hipócritas, los jerarcas eclesiásticos, incluso tendrían muchos más fieles abriendo puertas y ventanas para que corriese el aire. Deberían de cuidar más su propio pajar en busca de pederastas que, con un rezo a la virgen, corrompen a las criaturas en proceso de formación.

El aborto es otro gran pecado que junto con el divorcio (la santa rota ya no es negocio), solivianta al cuerpo de nuestro Alto Clero. Tras la condena y prohibición de los preservativos por parte de la Iglesia no se podía esperar otra cosa que tener medio millar de abortos diarios, máxime cuando también es arrojada al fuego de los infiernos la educación sexual que sanamente, de sanidad, deberían conocer nuestros jóvenes. Son sus "brotes de olivo", su pueblo, los que más abortan y se divorcian, los pobres no pueden permitirse ese lujo. Precisamente la Iglesia prohibió el sexo, lo que da la vida, por la promiscuidad sin freno del cuerpo seglar. Condenando a todos tapan sus vergüenzas.

La Educación para la Ciudadanía, esencial para que todo el mundo conozca sus derechos y sus deberes de acuerdo con la Constitución Española de 1.978 y con la Declaración de Derechos Humanos, para que se respete y ayude al semejante, para que se cumplan las reglas del juego social y democrático, es también el caballo de batalla de la Conferencia Episcopal Española. Temen que una juventud instruida y respetuosa rompa con la cuna de la ignorancia y de destrucción de culturas, que no es otra cosa que creer por la fe y no por la razón.

Ningún gobierno de la democracia les ha dado tanto a la Iglesia Católica como el gobierno socialista de Zapatero y sin embargo estos Júdas que consiguen el capelo cardenalicio a base de puñaladas traperas, como se hizo con Juan Pablo I y con el propio Jesucristo, se vuelven como reptiles ante quienes pretenden que sigan su camino como animales de Dios que son.

No tienen nada que ver esta curia española, mas bien furia eclesial española, con el pueblo cristiano que dirigen, quienes tampoco se sienten representados por aquellos a los que no pueden elegir. Dista mucho esta Iglesia de los sacerdotes, frailes y monjas que diariamente se juegan la vida por amor ayudando a los necesitados en tierras lejanas y también cercanas. No se pide que sean como el admirado Cardenal Tarancón o el Padre Llanos, pero sí algo de humildad que también hay cristianos y muchos, más de lo que parece, en las filas de la izquierda. Son socialistas y comunistas a fuerza de creer en el mensaje de Cristo. El mensaje de nuestros obispos es mas bien y más propio del Diablo y de una secta satánica que de otra cosa. Atacando al gobierno como lo hacen están atacando también a más de media España y a sus ciudadanos. Si esta Iglesia fuese al menos neutral políticamente, porque sus protegidos son mucho más pecadores, si se dedicase a cuidar su rebaño, el principal encargo del Cristo que crucifican diariamente con sus gestos, con sus palabras y con sus obras, seguramente acudirían muchos más fieles a las iglesias.

El 30 de Diciembre tienen preparado otro holocausto de azufre para Zapatero, las familias que tanto dicen conocer y defender será la excusa de los Varela, Cañizares, Gascó y San Jiménez.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

En todo de acuerdo menos en el párrafo final. El último de los enunciados todavía no es ningún santo, todo llegará, por ahora es el inquisidor, Torquemada Jiménez.