24 junio 2009

CAMINO A LA "BERLUSCONIZACIÓN"

Que a los trabajadores se nos tenga cogidos por las pelotas a través de la nómina con un 43 % de impuestos sobre nuestros ingresos y a los empresarios con un 30 % máximo sobre beneficios ya no es de justicia sino de pitorreo. Mientras al empresario se le deja jugar con el balance de pérdidas y ganancias y aprovecha la amortización para la caja B, el trabajador no puede deducir gastos ordinarios como luz, agua, combustible, alimentación, educación, transporte y demás para cuadrar su propio balance de pérdidas, tal y como lo hace cualquier empresario.

Si el empresario no gana lo previsto se balancea y echa el cierre, guardándose el dinero para otra actividad más lucrativa. Por contra el trabajador no participa del excedente de beneficio de la empresa a la cual contribuye. Su beneficio es el salario pactado anualmente por sindicatos y empresariales y si las cosas van mal se les tira a patadas como agradecimiento a los servicios prestados. Al menos ya podrán disfrutar de los cientos de canales de anuncios vía TDT en sus flamantes televisores de plasma, antes no podían hacerlo por estar ocupados en reunir el dinero para pagarlos.

Si a las subidas periódicas en gastos suntuarios como el gas, el tabaco, el alcohol y otros vicios no hay forma humana de deducirlas, pese a ser la mayor fuente de ingresos públicos y de mantenimiento de empleos, pues resulta que el currela, además de serlo, es gilipollas.

Luego tenemos que los ayuntamientos , lejos de ayudar, nos suben el catastro y las tasas para compensar las futuras pérdidas por falta de ingresos al fallar el pelotazo de la oportuna recalificación. No piensan en bajarse los sueldos o reducir el exceso de asesores políticos y personal de paso, todo lo contrario, nuevos departamentos están a la espera de ser engordados.

Sobre los gobiernos regionales mejor no censurarles el empeño que ponen en exigir dinero al gobierno central, nuestro dinero, para colegios y hospitales públicos y que nunca llegan porque cuando lo reciben se van a los privados, no sea que les dé por ponernos más impuestos a añadir a los municipales y estatales.

Y la banca, la roja para los rojos y la azul para los azules, no cesa ni en tiempos de crisis de cobrarnos por servicios que jamás prestan. El cajero, el automático y el de ventanilla, siguen en el mismo sitio, si mueves tarjeta te cobra por la jeta y si no mueves cuenta te quedas sin cuenta y debes lo que nunca has podido tocar de una sola vez.

Sobre la banca nacionalizada, las cajas de ahorros, no hay mucha diferencia con la privada, salvo los tejemanejes de sus gestores que son los representantes de los partidos políticos en proporción al poder municipal y autonómico que representan.

¡Estamos apañaos!. Si no se distingue la derecha de la izquierda, y ni siquiera la propia izquierda se pone de acuerdo en aumentar los impuestos directos a los ricos, al final tanto los unos como los otros sólo pueden tener futuro reunidos en la oposición. Oposición a un Chávez como en Venezuela o a un Berluscóni como en Italia. Parece que es a lo que vamos como no se ponga cada uno en el papel que le toca. Avisados estamos.

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