No suelo ser amigo de los obituarios, pero esta semana tres luchadores por la vida nos han dejado como muchos otros más anónimos. Fueron guerreros por la vida y la dignidad humana. En un mismo día, 19 de junio, cayeron en combate Vicente Ferrer, Eduardo Puelles y Hortensia Bussi.
Vicente Ferrer, barcelonés, luchador contra la pobreza y Premio Príncipe de Asturias a la Concordia en 1.998, falleció a la edad de 89 años en Anantapur (India). Su lucha fue contra la discriminación, el sufrimiento y la pobreza en más de 2.287 pueblos donde, a través de la Fundación que lleva su mismo nombre, se benefician más de dos millones y medio de personas en programas educativos, sanitarios y de apoyo a a mujer y discapacitados.
Eduardo Antonio Puelles García, inspector del Cuerpo Nacional de Policía asesinado el viernes por ETA en Arrigorriaga (Bizkaia), de 49 años y nacido en Barakaldo, era uno de los responsables de la lucha antiterrorista en Bilbao. Su lucha era perseguir y poner a disposición de la justicia a los que, ocultos bajo una capucha, tienen a la muerte como forma de vida. Su horrible muerte, abrasado entre las llamas de su vehículo, ha conseguido que la unidad entre todas las fuerzas políticas y sociales, tanto en el País Vasco como en España, haya sido por primera vez en muchos años una realidad. Sólo los que apoyan a los descerebrados se han quedado al margen, pero tarde o temprano esos descerebrados darán el paso que los conducirá a la cárcel.
Hortensia Bussi, viuda del ex Presidente de Chile Salvador Allende, nos dejó también en esas escasas 24 horas que rondaban el día 19 de junio. Su despedida con Honores de Estado atiende a su lucha de denuncia de la dictadura de Pinochet desde su largo exilio en México. Hortensia Bussi tuvo que asistir al entierro de su marido sola y de forma clandestina un 12 de septiembre de 1.973. De forma oficial, con Hortensia Bussi, "se está enterrando al Presidente de Chile, Salvador Allende". Ha sido una lucha por la dignidad.
El término "gudari" no queda limitado aquí al soldado vasco, sino que se amplía al luchador por la libertad y la dignidad de la vida del ser humano. Me ha parecido justo emplear este término para tres luchadores por la vida que representan diferentes lugares del mundo, diferentes orígenes, diferentes formas de dar la batalla y diferentes objetivos. El común denominador es la dignidad con que se debe vivir en este corto espacio de tiempo en que somos vida, unidos en este caso por una fecha.
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