03 agosto 2006

El poder de Dios.


Y Dios creó el Sol, la Luna, las estrellas.. y por último al hombre.
Desde el principio de los tiempos el hombre se maravillaba observando el mundo que le rodeaba. Una bola gigantesca que le daba luz y calor aparecía y desaparecía dando paso a la oscuridad. La Luna y las estrellas ocupaban su lugar. La luz le daba seguridad y los miedos se producían al caer la noche. El viento, la lluvia, el trueno, el rayo.. todo ello forma parte del inconsciente colectivo de todas las culturas que han habitado y que pueblan el planeta Tierra.
Con el tiempo, el hombre comenzó a inclinarse ante fenómenos que le eran amables u hostiles, bien por agradecimiento, bien por temor, y se inició en rituales de adoración a todo aquello cuya naturaleza desconocía. El hombre ya no estaba sólo frente a los elementos. La lucha por la supervivencia le hizo descubrir que esa fascinación y ese culto a lo desconocido podría ser utilizado en su propia defensa . Aparecieron entonces los sabios y sacerdotes de la tribu que interpretaban esos fenómenos en favor de la comunidad ,y por extensión del jefe local que era el más fuerte. Ello les daba, a los sacerdotes y a los jefes de tribu, un poder inmenso sobre quienes les rodeaban. Con el tiempo la sofisticación de estas ideas configuraron ideologías que acabaron convirtiéndose en religiones y que sólo podían explicar los propios sacerdotes o brujos . Y que agradecerían los gobernantes que se iban sucediendo a lo largo de los siglos.
Los fenómenos inexplicables se convirtieron en dioses, que se clasificaban en útiles o no útiles, en buenos y malos, y al final se resumían en el bien y el mal. En el mundo occidental, desde la cultura mesopotámica se fueron transladándo dichos conceptos a las nuevas civilizaciones : a la egipcia, a la judía, a la cristiana, a la árabe, etc. Por contacto e interrelación de los pueblos se transmitían y renovaban los dioses, dándoles nuevas facultades y nuevos poderes que calmasen el espíritu del ser humano y que a su vez sirviesen a los poderes locales, que lo eran por su grandeza en el uso de la fuerza y su poder de dominación.
Así llegamos a nuestros días, no sin antes haber pasado por el enaltecimiento de la muerte, debido principalmente a las pestes que asolaron al mundo occidental en la edad media y el renacimiento, lo que le dio a la Iglesia mucho más poder todavía sobre la vida y la muerte.
Lógicamente la Iglesia, digamos cristiana por generalizar sectas y sucesivas ramificaciones a lo largo de su historia, no podía permitir que su poder quedase mermado por herejes e infieles que atentasen a la integridad de grupo. Y como consiguió ser la única interlocutora válida entre Dios y los hombres, al unificar ritos y creencias locales que rendían culto a los dioses "paganos" convirtiéndolo en un sólo Dios y una sola religión,pues tenía también poder de decisión sobre la vida y la muerte de cualquier semejante que osase negar "la verdad absoluta". Y lo utilizó y lo sigue utilizando.
Las "crisis" del Renacimiento y de la Ilustración, fueron cambiando lentamente las ideas que el hombre tenía de su entorno y la Iglesia tuvo que cambiar también su discurso externo, aunque no renunció jamás a su poder de interpretación de lo bueno y lo malo, de lo justo e injusto. El divorcio estaba servido, dos mundos, la ciencia y la religión se enfrentan desde entonces a muerte, como es natural. El poder de la razón y de la búsqueda de la verdad a través de la investigación frente al poder absoluto de la "verdad" infalible e incuestionable de la religión, que basa sus creencias en las lagunas que la ciencia aún no ha podido aclarar.
Existen principalmente dos argumentos sobre los que la Iglesia, y cualquier otra "iglesia" de la religión que sea, basan todo su conjunto de ideas y creencias para seguir ejerciendo su poder de influencia sobre el resto de los mortales y sobre todo, sus privilegios de ociosidad.
El primero es que " el hombre necesita creer en algo o alguien superior a sí mismo para poder justificar su existencia". Ese sufrimiento existencial del ser humano, fruto del culto a lo desconocido y explotado hasta la saciedad por los poderes religiosos, aún no ha podido ser debidamente explicado por la ciencia pese a la Teoría de la Evolución de Darwin o la fractura que representó el descubrimiento del consciente, el inconsciente y la conciencia colectiva por parte de Freud y sus seguidores. Lo cual es una laguna perfecta para seguir justificando la existencia de Dios, no como "algo" que existe, sino como "ser personal y superior" al que tenemos acceso por medio de sus "interpretes" o sacerdotes.
El segundo argumento, esbozado anteriormente, es el principal de cualquier creencia religiosa: Y de la nada Dios creó el Sol, la Luna... y por último al hombre. Cuando la ciencia demostró que el universo parte de la materia y que sus fuerzas de movimiento internas y externas producen energías que crean y destruyen otras materias desembocando, en lo que como seres humanos nos interesa, en la propia vida; la religión responde que "alguien" tuvo que ser el que "creó" el universo y todo lo que existe. En todo caso ese "algo" primero y creador, siempre es para la religión una fuerza superior que se convierte en "alguien" al que llamamos Dios y por lo tanto, siguen siendo la Iglesia y los pasados, presentes y futuros profetas iluminados por "Dios", los que hablen directamente con él para guiar a la humanidad y conducirnos al paraíso de la otra existencia. El paraíso terrenal es para los que en vida ya lo están disfrutando.
Las teorías científicas modernas conducen a interpretar que las fuerzas y la materia existentes en el universo siempre han existido en sus diferentes formas , y que , de "el caos" a través del tiempo se generan nuevas fuerzas y nueva materia. De la acumulación de átomos se forman moléculas y de estas ,materia inorgánica como las rocas, el agua, el aire. De su combinación nace la vida, que siguiendo procesos similares a lo largo de miles de años conduce a la existencia misma del hombre, cuya facultad de razonar es producto también de dichas combinaciones.
El último "invento" generado y muy divulgado por las iglesias cristianas americanas y algunos "progresistas" del Opus Dei, muy ligadas a la generación de "neocons" , o nuevos conservadores ,de cuyas creencias George Bush es principal valedor e impulsor junto con sus correligionarios, es la teoría del "caos inteligente". Si bien esta teoría se acerca a lo que científicamente es "verdad relativa", puesto que la absoluta es cuestión de fe y por lo tanto patrimonio religioso, el añadido a "caos" de inteligente justifica de por sí, según los neocons, su carácter "divino", es decir, volvemos otra vez a lo mismo. Ese algo, ese alguien al que llamamos dios, es Dios.
Se perpetúa así el poder de la clase dirigente, bendecida religiosamente, y cualquier prerrogativa tanto divina como humana es propia de quien habla directamente con Dios, bien sea el Papa, el presidente de los EE.UU, o cualquier profeta o imán musulmán que recibe órdenes directas de un "ser superior", al que todos debemos obedecer y por lo tanto justifica cualquier aberración de la clase dirigente, por descabellada y cruel que parezca.
Y por último, porqué tanta insistencia en declarar que esa materia o fuerza , origen del universo, la creó "alguien" a quien llamamos Dios. ¿ Y qué creó o quién creó a Dios ? . Y ese "algo" , inteligente o nó, al que nos interesa llamar Dios por el poder que representa para el hombre sobre el hombre, porqué se le quiere atribuir "personalidad " superior y extrahumana. Si Dios siempre ha existido, ¿ porqué no es lo mismo reconocer que el universo como tal siempre ha existido?, ¿no es lo mismo?.
¡ Claro que no !. Cómo se puede controlar e infundir temor y miedo si no es por la existencia de el poder de Dios.

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