Memoria histérica.
Que se sepa, los hombres y mujeres de la República eran, como ahora, de derechas y de izquierdas. La CEDA era el PP de hoy aunque cambie de nombre. Lo mismo el PSOE, que no lo ha cambiado. Y también existían otros muchos partidos. Muchos republicanos eran católicos y de derechas pero defendieron con su sangre la legalidad republicana.Hay que diferenciar los valores de la república, que no se diferencian en nada de los vividos estos últimos 30 años, de los valores de la dictadura . Otra cosa es la venganza y la represión, por ambos bandos, cuando se liaron, ellos no nosotros, a tortazos. Pedir responsabilidades por los muertos de unos y otros es tonteria. Pero sí se puede reparar el daño moral de una parte de la población española que, una vez acabada la guerra, sufrió vejaciones, y daños irreparables durante cuarenta años, todos los dias, que se dice pronto. El bando vencedor tuvo tiempo , y de sobra que lo empleó, en reparar con pensiones y prebendas a sus muertos mientras machacaba a los "presuntos culpables" de Paracuellos y similares.Sobre quién empezó es una discusión bizantina. El PSOE y los partidos de democráticos de ahora no son la misma gente que la de entonces, como tampoco lo son los del PP, aunque estos últimos se están pareciendo bastante a aquellos de la Falange y Requetés más que a la CEDA.La República fue bienvenida por casi todos los que después se enfrentaron en bandos opuestos .Y como siempre, los que emponzoñaron el ambiente eran los que no querian renunciar a sus privilegios: el clero y los señoritos venidos a menos que ingresaban en el ejercito porque no querían trabajar. Típico de España desde la época de la reconquista.Sanjurjo intentó el golpe de estado nada más nacer la República. La derechas , durante el bienio negro, se liaron a deshacer las primeras reformas de las izquierdas y éstas , como respuesta, iniciaron la mal llamada Revolución del 34 en Asturias. Como contrapartida las derechas enviaron al ejercito a masacrar a los huelguistas. El ejercito, financiado por Juan March, el banquero mallorquín que tambien financiaba a los sindicatos y partidos de izquierda, no dejó nunca de conspirar con la excusa de Cataluña, mal agradecidos a pesar de que les subieran los sueldos y les diesen jubilaciones de lujo para la época. Y la Iglesia, que controlaba la educación y el pensamiento de las clases acaudaladas no paró nunca de dar pataditas en la espinilla a la República, hasta que recibió el tortazo por parte del populacho, que no de las autoridades, con la quema de iglesias. Luego se enfadó y se armó ideológicamente la cruzada que los militares de Mola estaban preparando desde la caída de la monarquía. El pueblo español estaba de vacaciones, como ahora, y se enteró por la prensa y la radio de que estaban en guerra civil. A costa de unos cuantos muertos vivieron cojonudamente durante muchos años los que ganaron. Los camisas azules, currelas desgraciados con aires de grandeza,se encargaron de hacer el trabajo sucio de los señoritos. Y de ahí la histéria de los que quieren olvidar.
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