03 agosto 2006

Libre Residencia.

Hay muchos idealistas que piden el derecho de cualquier persona a fijar "líbremente" su residencia en el lugar del mundo que desee. Estaríamos todos de acuerdo si no fuese porque existen fronteras. A esta respuesta alegan que hay que empezar por algún sitio, es verdad, y su elección primera podría ser Spain.

De acuerdo, ¿puedo vivir libremente, con mis ideas, mi cultura, mis creencias y mis manías en Marruecos, Senegal, Arabia Saudí, Francia, Inglaterra o cualquier país del mundo? . La respuesta es sí pero, y ya vienen los peros, tengo que amoldarme a las normas, cultura y creencias de donde voy a convivir con los demás.

Esa petición de joven idealista tiene trampa: comencemos aquí a abrir las puertas y el resto del mundo hará lo mismo. Es tan mentira como creer que las ideas de Jesucristo o de Karl Marx, en su sentido más humanista y universal, valen para todo el mundo.

Las fronteras son una defensa frente a la posible agresión hacia nuestra integridad como personas. Miles de años han conformado esta estructura de pensamiento que pasa por que no invada nadie nuestra persona a menos de medio metro, por que nadie traspase la puerta de nuestra vivienda sin nuestro permiso, por que nadie altere las normas de conducta de nuestra comunidad o municipio, y así podríamos extendernos hasta las fronteras de pensamiento religioso y situaciones de pobreza y riqueza.

Por naturaleza el hombre, o mujer , tiende a expandir su personalidad hacia los demás influyendo. pacífica o violentamente, en sus vidas. De ahí vienen los enfrentamientos, las guerras y la destrucción. Incluso para imponer creencias de paz y amor han sido precisas la espada y el martillo.

No es tan fácil cambiar nuestros genes. Un perrito puede ser cariñoso, lamerte la mano, y obedecerte, pero si le das más de una patada su instinto de autodefensa le hace reaccionar mordiéndote. No somos muy diferentes cuando nos van quitando las capas que protegen nuestra intimidad. Hasta los animales negocian por un hueso y fijan prioridades para repartirse las sobras.

En resumen: Lo que es propio de nos, se protege. Lo demás, se comparte.

0 comentarios: