18 septiembre 2006

Ilegales


Crudo trabajo tiene el gobierno de España con la inmigración ilegal. Pero mucho mas lo van a tener los sucesivos gobiernos , no solo españoles sino europeos, en las próximas décadas. La gente de Europa envejece y su riqueza deslumbra a nuestros vecinos de África.Su población , muy jóven y con la mitad de esperanza de vida que la europea, va en aumento. La simbiosis es perfecta para un país que, como España, necesita mano de obra para seguir avanzando en su desarrollo. El problema radica en la capacidad de absorción primero y en la integración y choque de culturas después.

Los hispanoamericanos, parece que encajan mejor, por el idioma, porque son emigrantes de ida y vuelta en su mayoría y porque estan bastante bien preparados para los oficios que aquí precisan de mano de obra extranjera. Los magrebíes que ya víven aquí de 10 años a esta parte, muchos están integrados, traen a sus esposas o se casan con nacionales y compran sus propias viviendas para fijar definitivamente residencia y formar susfamilias. Los subsaharianos suelen ser más de paso, menos preparados y suelen realizar labores agrícolas, de comercio o trapicheo.
Es una visión muy de calle pero varía muy poco según qué zonas o Comunidades Autónomas.
El problema, no solo para los autóctonos sino para los ya integrados, que ya lo van manifestando, es el aumento "excesivo" de ilegales, no precisamente africanos o hispanos sino europeos del este, que pululan por nuestras calles y por nuestros campos sin oficio ni beneficio. Esa gente , la que consigue trabajo "subterraneo", es explotada por empresarios o agricultores sin escrúpulos que tiran por el suelo los "salarios" de los que ya están colocados, tanto nacionales como extranjeros, y que cotizan a la seguridad social y pagan sus impuestos. Los ilegales que no lo consiguen, por desgracia, caen en el mundo del hampa, la marginalidad o la prostitución. Las mafias hacen con ellos su agosto todo el año.

Otro problema es el de los "agravios comparativos", quizás y sin tener que caer en hipocresías y sentimentalísmos baratos, el más grave y el más criticado por el ciudadano de a pie. Muchos españoles, que se las pasan canutas para llegar a fin de mes, no hay que olvidar que existen casi 8 millones de pobres técnicamente hablando, ven como se les margina en los servicios sociales municipales en beneficio de "gentes extranjeras" que a sus ojos ven como "delincuentes". No es ilusión óptica o imaginación, se puede comprobar en muchos municipios de España, incluso en hipotecas y compra de vehículos tienen unas facilidades que no se les ofrece a los de aquí, a los de casa. Esto crea un "racismo" soterrado que los extremistas de todo tipo, neonazis de nuevo cuño, utilizan a su antojo sembrando más discordia aún si cabe.

Dificil solución para el gobierno. Aunque las medidas que ha tomado de "regularización" son correctas, tanto para erradicar posibles focos de marginalidad como para integrarlos y ayudar a la economía nacional con sus contribuciones e impuestos, así como con su trabajo reglado y en condiciones, no basta si el agujero permanece abierto. Las políticas de ayudas y negociaciones con los países "exportadores" de seres humanos, que debe implicar necesariamente y sin excusas a todos los países europeos son un buen camino. Pero hace falta más control no solo de inspección laboral sino policial. No se puede permitir que en una casa donde sólo puede habitar una família de cinco miembros se queden a vivir permanentemente 10 invitados. Es imposible la convivencia y de locos pensar que los "invitados" se vayan a ir por la buenas y que no influyan en los hospedadores.Está muy bien lo del corazón, pero la cabeza debe dirigir el corazón.

Habría que tomar medidas drásticas para todo el que imcumpla la ley en materia de inmigración, dándo competencias a los policias locales, por ejemplo, en el control de los "sin papeles" y organizándo un servicio ágil de control y expulsión inmediata . No se debe acostumbrar al "invitado" al no pasa nada, te curan, te dan ropa, comida y a la calle a buscarse la vida. Lo último está de sobra y se debe aplicar rigurosamente la ley para no coger malas costumbres. Aquí no debe entenderse como actitud racista y desalmada. Es cuestión de que todos podamos vivir en armonía y en paz no teniendo que lamentarlo posteriormente.

El tema del choque de culturas, la "invasión" religiosa y la intolerancia que puede venir en el futuro por vivir en un país multiracial, pluricultural y otros multis y pluris será cuestión de otro apartado que vendrá dado por el respeto a las normas de nuestra cultura y el cumplimiento de nuestras leyes, que al mismo tiempo protegen y aumentan más aún las de los inmigrantes venidos a nuestra casa para ayudarnos a progresar y que progresen con nosotros en la mísma medida.

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