21 septiembre 2006
Legalidad, conspiracion y seguridad jurídica
Cómo exigirle al ciudadano que cumpla la ley cuando se discute la legalidad del que debe obligar a aplicarla. Cómo exigir a unos y a otros no, que digan la verdad. Quién tiene autoridad para fijar lo que es y lo que no es. Porqué se permite, y quién tiene autoridad para ello, que el rumor, las dudas, la sospecha, la mentira y la impunidad sean la norma de la convivencia diaria.
Cuando hay un partido político o un grupo de influencia que rompe la confianza, difunde la sospecha y arrastra tras de si a una buena parte de la sociedad enfrentándola a la otra, se rompen las reglas del juego. Se pone al margen de la ley porque utiliza recursos, que aunque no sean violentos en sí, generan agresividad que al final conduce a la violencia.
Es la mala fe y la maldad de unos políticos, que es el caso que nos ocupa, que se ponen a la altura de los mísmos terroristas que dicen combatir. Es el perro del hortelano, que ni hace ni deja hacer.
La ilegalización de un partido que se comporta de esa manera es moralmente justificable, si ese partido no aporta pruebas de que la razón está de su parte.
Lo mísmo es aplicable a medios de comunicación que todos los días llaman a la sublevación solapada y a la guerra civl.
¿Dónde estan los jueces, dónde la aplicación del Código Penal?
¿Porqué al ciudadano de a pie se le aplican unas leyes, que parece no servir para periodístas y políticos?.
¿Dónde está la seguridad jurídica que garantiza la igualdad de todos los ciudadanos españoles?.
Si tienen razón , al Juzgado de Guardia. Si no la tienen, también.
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