El desempleado no va atender a razones cuando su familia pide pan. El gobierno va a tener que ocupar el puesto de las empresas privadas, que por una razón u otra, cesan en su actividad y mandan a los trabajadores a la calle. Es hora de emprender una inversión pública a gran escala, buscando recursos propios si no los hay del exterior, que modernice el país y adelante todas las previsiones proyectadas anteriormente para situarnos en condiciones ventajosas cuando la crisis amaine.
Colocar inmediatamente a los parados en las obras públicas, gestionar nuevas iniciativas también públicas que sustituyan temporalmente a la iniciativa privada hasta que esta coja confianza de nuevo, crear nuevas actividades tendentes a proteger el medio ambiente y a los dependientes debe ser una gestión directa del Estado que debe empezar en las oficinas de colocación. Mientras se sanea el sistema financiero y el crédito fluya de nuevo hacia la pequeña y mediana empresa (la que más está sufriendo la crisis) y mientras se toman las medidas para el ajuste clásico de la economía, el gobierno debe emprender sin dilaciones una política "de guerra" en la que todos los ministerios y organismos que de ellos dependan pongan a cien sus maquinarias para generar actividades y , sobre todo, proyectos sólidos de futuro y de modernización de todas las estructuras económicas de España. Sustituir temporalmente por parte del Estado los huecos que van dejando las empresas privadas mientras realicen su ajuste pertinente y hacerse cargo directamente de los trabajadores desempleados va a ser una labor necesaria y prioritaria.
El parado no entiende de culpables sólo pide soluciones, pero mientras estas llegan los culpables siempre serán el gobierno y quienes le apoyan. Por eso la oposición política y económica atizarán sin piedad señalando como únicos culpables a quienes tienen todas las cartas para merecerlo, racional o irracionalmente.
Las largas colas en las Oficinas de Desempleo ya son caldo de cultivo para ahondar más en el pesimismo, la desconfianza y la ira que, convenientemente manejada por agitadores sin escrúpulos, se volverá en contra de cualquier proyecto de modernidad que pretendan los socialistas.
El "culpable Zapatero", ya grabado en la mente de los españoles para unos como objeto de odio y para otros como símbolo irracional de la impotencia de la derecha, será una realidad si el gobierno y el PSOE, no optan por una solución "lateral e innovadora" para solucionar no sólo la crisis sino las situaciones particulares en la que los españoles van entrando a causa de ella. Pero lo importante es el bienestar de los ciudadanos y ese es y debe ser el único objetivo.
0 comentarios:
Publicar un comentario