16 noviembre 2009

CAMPS INCREPADO POR UN CIUDADANO




Este video estará dando la vuelta por internet en estos momentos. En él se observa cómo un joven provoca e insulta al President de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, con gruesas palabras: "ladrón, corrupto y desgraciado".

Por mucho que uno discrepe políticamente de Camps, como es mi caso, no apruebo bajo ningún concepto este tipo de actuaciones. Camps es la máxima autoridad política en la Comunidad Valenciana, elegida por los ciudadanos democráticamente. Nos guste o no, que sea ladrón o corrupto lo debe decidir un juez. Tampoco creo que sea desgraciado aunque haya caído en desgracia política.

Es cierto que, desde los blogs, muchos damos por supuesto que algo huele a podrido, siempre guardando las formas por muy duras que sean nuestras palabras, pero la presunción de inocencia siempre va por delante mientras no se demuestre lo contrario por quien deba demostrarlo en un juzgado. Una cosa es opinar sobre datos que son públicos y otra atentar directamente y en público contra la dignidad de una persona, en este caso contra la de una autoridad, por muy mal que nos caiga. Este caso es similar a los ataques contra el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con ocasión del desfile militar del pasado 12 de octubre y anteriores, o contra el entonces ministro de Defensa, José Bono, en una manifestación donde además fue agredido físicamente. La diferencia está en que la cobardía actuaba aquí oculta entre una masa de manifestantes teledirigidos y conscientes de lo que hacían.

No creo que el autor de las increpaciones a Camps, el chaval en cuestión, haya sido muy consciente de la gravedad de sus actos. Por muchos motivos que tuviere ha actuado de forma incorrecta e irresponsable. Por suerte para él, ha hecho caso omiso a la bravata del ciudadano Camps huyendo de una situación que se le podría haber complicado.

Por su parte, Francisco Camps también ha perdido los papeles, como en su momento hiciera Jordi Pujol frente a manifestantes que le increparon por un tema fuera de su competencia, Esperanza Aguirre frente a una trabajadora de la sanidad pública, o el mismísimo presidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy, ante un anciano. Menoscaban la dignidad del cargo y el papel que representan, cuando pierden la compostura, mucho más que los que pretenden dañarlos en su imagen. Y este parece que ha sido el caso de Camps al acordarse de que él también es humano.

No obstante, mi opinión a la luz de lo que sale publicado en prensa es que el President de la Generalitat Valenciana está manchado por dirigir y pertenecer a un partido político que, al parecer, encubre a corruptos y ladrones de dinero público y no merece mi más mínima confianza. Pero critico su forma de hacer política y de gestionar los recursos que los ciudadanos ponemos en sus manos con nuestros votos, aunque no le haya votado. De ahí a acusar de presuntos hechos delictivos y valorar a una persona como delincuente solo por que si, de forma independiente a su condición política y pública, hay un abismo. Como también lo hay en el insulto directo y a la cara en plena calle, lo cual ya no sólo demuestra mala educación sino que puede constituir un delito contra la autoridad.

La valoración política la podemos y debemos hacer los ciudadanos en tanto que votantes y pagadores de impuestos, la crítica y la denuncia de lo que creemos son agravios también. Lo que no debemos hacer es atentar directa y personalmente contra la dignidad de ninguna persona por discrepancias. Compete a las autoridades correspondientes, entre ellas las judiciales, sacar a la luz lo oculto si ello nos afecta y purgar responsabilidades si las hay. Y en ese camino se está.

Es un hecho aislado, el protagonizado por ese joven, que hubiese pasado sin pena ni gloria de no haber sido grabado y expuestas las imágenes en YouTube. Ninguno de los dos, ni el President ni el autor de los insultos, parece que hayan estado a la altura de lo que se espera de un gobernante o de un ciudadano cualquiera.

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